Zonas exteriores
Las características de las zonas urbanas que rodean al inmueble son muy importantes, pues su trazado, lógicamente, ha de estar pensado teniendo en cuenta al peatón, y
no únicamente la estética del paisaje o entorno.
Las soluciones urbanísticas son muy variadas, pero no
vamos a entrar en detalles, pues no es el asunto que nos
ocupa.
Hay que señalar, sin embargo, que los factores a considerar cambiarán en cuanto a si la vivienda tiene o no aparca miento subterráneo para sus vecinos. Incluso en ese caso, es conveniente pensar que de la.vivienda entrarán y sal drán visitantes que habitualmente serán acompañados por los habitantes del inmueble y que por lo tanto estarán expuestos a los problemas de seguridad que plantean los exteriores.
Por otro lado, también han de tenerse en cuenta las dos variantes de acceso al edificio, peatonalmente o con ve hículo.
Más adelante trataremos algunos aspectos concretos sobre el acceso con vehículos, por lo que ahora daremos algunos consejos prácticos para el acceso de peatones. Normalmente, las personas que más utilizan las zonas peatonales del exterior de un inmueble son las amas de casa, los niños y las personas de la tercera edad No es frecuente, aunque se dan bastantes casos, sobre todo en invierno, que se cometan actos delictivos en los accesos a las viviendas a la luz del día.
Tanto en un chalet como en una vivienda unifamiliar ado sada es inevitable que el peatón atraviese zonas ajardina das y despejadas o con poca circulación, por lo que el riesgo es grande y muy difícil de evitar. Por nuestra parte, sugerimos:
— En primer lugar, conviene ir siempre acompañado, tanto al salir como al entrar. La compañía de un buen perro es muy útil.
— Procurar circular siempre por las zonas más iluminadas (de noche) y despejadas.
— Tomar precauciones ante la presencia de dos o más jóvenes, sin olvidar que uno solo o incluso una mujer, pueden ser igualmente peligrosos. Ante la más leve sospe cha de peligro no dudar en cobijarse en otra vivienda, la más próxima.
— Las mujeres especialmente, deben evitar ir solas. Son las personas más vulnerables ante el ataque de un violador. Está recomendación incluye también a las niñas o jovenci-tas de cualquier edad.
Aunque és cierto que la mujer posee un sexto sentido que la permite detectar el motivo real de una mirada, también es verdad que siente inmediatamente confianza ante una persona que cree conocer. No deben olvidar que el ata cante puede ser un vecino, un conocido o incluso un amigo del marido. Antes de confiar en alguien, deberá recordar cualquier tipo de dato, mirada o gesto sospechoso que haya observado en el pasado y frente a un encuentro fortuito o dudoso, no debe dudar en ponerse a cubierto. Hay muchas mujeres que lo han pasado muy mal con conocidos, vecinos o incluso con amigos de su marido. Han sufrido y callado el atentado o violación por no crear con flictos o posibles desgracias.
Ante un exhibicionista, una mujer, joven o niña (a estas últimas hay que enseñarlas muy pronto) no debe escanda lizarse y gritar, que es lo que pretende tan desagradable elemento. Debe pasar de largo como si nada extraño suce diera y huir del lugar lo más rápidamente posible. Hacer frente a semejante persona puede crear situaciones des agradables e incluso peligrosas.
Aun a riesgo de ser excesivamente reiterativos volvemos a dar algunos consejos:
— Ir siempre acompañada/o.
— Ir atento por la calle para ver venir cualquier situación de peligro.
— Ante la inminencia del peligro, intentar eludirlo cobi jándose en una vivienda cercana o cogiendo un taxi, etc.
— Nunca se debe dar la espalda a un presunto atacante, suelen atacar por detrás. Cruzar la calle y correr gritando. Gritar ¡fuego! es más efectivo que ¡socorro!
— Como última medida y ante un ataque físico, utilizar la fuerza que en casos desesperados es mucho mayor de lo que suponemos. Gritar, dar patadas, arañar, morder, etc.
— En el caso extremo de que nuestra vida corra peligro, ya que algunos asaltantes van armados, someterse. Pero someterse fríamente, intentando controlar la situación. Viviendo en la ciudad, sobre todo en el centro, si bien hay muchos más malhechores, hay también infinitamente más posibilidades de escapar. En el casco urbano es más fácil ir prevenidos, acompañados, en taxi, etc. En la ciudad, el factor sorpresa no es tan habitual, salvo en calles solitarias o altas horas de la noche. Conviene ser observador y no bajar nunca la guardia. Tanto caminando como en el auto bús o metro, etc., debemos observar si nos siguen. En un recorrido urbano encontrarse dos o tres veces con la misma persona es bastante significativo y sospechoso. Puede ser un admirador, pero conviene dudarlo, coger un taxi y marcharse a casa. Si se observa que continúa con su persecución y le sigue en otro vehículo, no vaya a su casa, haya a la de algún amigo y desde allí, por teléfono, avise a su familia y a la policía, puesto que, si se dirigiera a su casa, daría ventaja al perseguidor que puede esperar allí un momento más oportuno o volver otro día.
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